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¡Dime qué juegas y te diré quién serás! A propósito de la Barbie de Mattel

¡Dime qué juegas y te diré quién serás! A propósito de la Barbie de Mattel

Por: Crianza & Salud / 09 febrero 2024

Todos los profesionales de la salud valoramos la importancia del juego en la infancia y lo consideramos no sólo como un ensayo placentero de aprendizaje acerca de las realidades de la vida, sino, además, como un pilar fundamental en el desarrollo de los niños. A través de él, los pequeños imitan y hacen suyas las normas sociales y adoptan actitudes socialmente adecuadas acerca de los roles de género, la imagen corporal, el estilo de vida, la valoración de la alteridad, la sexualidad, la juventud, la vejez, etc. El juego infantil es un asunto serio. Por todo ello nos ocupamos, cada vez más, en poner en las manos de nuestros niños, niñas y adolescentes, juguetes idóneos. Así es como, por ejemplo, hemos sacado del ámbito de la infancia los juguetes bélicos. ¡Enhorabuena! 

El concepto de juguete ha cambiado, ahora está abierto a los campos del diseño, el mercadeo, la tecnología. Los juguetes, como muchos objetos de la vida, están ahí, creando alrededor de nosotros un campo de influencia. Nos ofrecen sensaciones, nos incitan a crear historias, a dejar volar nuestro imaginario. Hay uno, en especial, de material plástico y reluciente, que nos ha acompañado por más de seis décadas y que se halla, actualmente, bajo nuestra atención debido a la reciente aparición de la película Barbie, que lo ha puesto de nuevo en primer plano. 

Esta cinta, dirigida por Greta Gerwig y protagonizada por Margot Robbie y Ryan Gosling, se estrenó el pasado 20 de julio. Y, al momento de escribir esta nota, se hallaba en cartelera en nuestro país. Pero ¿por qué se arma tanto alboroto alrededor de esto? ¿Acaso múltiples muñecas no han estado desde siempre presentes en el ámbito de la infancia? Se preguntarán ustedes. 

Es cierto que se han encontrado muñecas en excavaciones de tumbas egipcias del siglo XXI a. C. Es posible que se trate de los juguetes más antiguos de la historia. De hecho, todas las culturas han tenido alguna. Tradicionalmente, durante milenios, una muñeca representó la figura de un bebé o una niña, estaba hecha de madera, trapo, cartón, plástico, entre otros materiales; y servía de entretenimiento a las niñas durante su crecimiento. Era un anticipo simbólico de la futura crianza, a la que parecían destinadas. 

Sin embargo, esta muñeca es diferente a la tradición. Nuestro personaje no es un bebé o una niña, sino una adolescente tardía, casi una adulta joven. Apareció hace 64 años y sigue muy campante, sin una sola arruga, dedicada a múltiples actividades. Barbara Millicent Roberts, mejor conocida como Barbie, la muñeca más vendida del mundo, apareció el 9 de marzo de 1959, en la Feria Internacional del Juguete de Nueva York, producida por la empresa estadounidense Mattel, en aquel entonces el mayor fabricante de juguetes. 

La muñeca atrajo rápidamente la mirada del público. Lucía con desparpajo sus atractivas medidas: 95-45-82 centímetros (al hacer la corrección de escala). Apenas un año después de su aparición, Mattel había vendido alrededor de 350.000 unidades. Tras seis décadas, se ha extendido alrededor del planeta: tiene presencia en 150 países y ha sido vestida por cerca de un centenar de diseñadores. 

Barbie y sus variados roles

Pero esta célebre muñeca no se quedó solamente en el reflejo de la moda y las pasarelas. El ícono fue adquiriendo respetabilidad. En 1997, por ejemplo, Barbie fue nombrada embajadora de Unicef y, desde entonces, colabora en campañas de prevención del cáncer y la hepatitis B. Adicionalmente, ha ejercido múltiples profesiones y se ha dado el lujo de comprar sin descanso artículos para su casa, así como zapatos, mascotas, carros, entre otros. Barbie muestra una vida de ensueño, llena de objetos rutilantes y suntuosos. 

Debido a este auge, las muñecas de Mattel se popularizaron. Ya no se invitaba a jugar a las muñecas, sino a “jugar a las barbies”. He tenido muchas pacientes que poseen más de 30 barbies diferentes, fuera de su inseparable Ken, la casa, el carro y una serie interminable de vestidos. Se trataba de imitar en todo lo posible su estilo de vida, soñando conque la vivienda real se pareciera a la casa de la Barbie, escogiendo sus atuendos entre esa gama de tonos rosa, violeta y magenta, que ojalá fueran bien brillantes, plenamente fashion. Su influencia fue tal que también se extendió hasta las mujeres adultas, al punto que, algunas de ellas, no vacilan en someterse a cirugías para parecerse a la modelo. Incluso, se hace referencia sobre esas mujeres mayores atrapadas en la estética de la muñeca, como las “cuchibarbies”.

Barbie, según su creadora, les mostraba a las niñas que ellas siempre podían llegar a ser lo que quisieran ser. Posiblemente, Barbie sea una de las primeras influencer de las niñas, ya que, desde el primer día, se consolidó como un símbolo de la importancia de la imagen y estilo de vida consumista a la que las jóvenes pueden aspirar. La estrategia era que las chicas pudieran jugar con ella mientras se imaginaban a sí mismas en el futuro. 

No es una criatura que va a ser “criada”, pues ya ha crecido y es un personaje de vida pública. Es una mujer muy activa, que ha logrado el éxito profesional. No intenta inspirar protección, sino atraer, seducir. Es una modelo que incita a seguir sus pasos. Además, la muñeca no está sola. Trae todo un mundo con ella. 

Tiene varios hermanos –Skipper, Tutti y Todd, Kelly, Krissy y Stacie– y su mejor amiga es Midge. Adicionalmente, tiene un novio apuesto (Ken) que cuenta con auto y otros objetos que lo convierten en la pareja ideal en una sociedad de consumo. No obstante, él no es un par o un compañero, es simplemente un objeto auxiliar. La casa de Barbie tiene ascensor y varios balcones. Posee caballos y en su piscina suele tomar el sol con su bikini rosa. Sus accesorios y prendas son infinitos, con tendencia fashionista, y para transportarse utiliza un auto convertible. En fin, tiene una vida que nos habla de un nivel de ingresos altos y de ciertos hábitos culturales.

Su cuerpo es llamativo, con un pecho prominente y una cintura inimaginable, pero, según varios analistas, si fuera una mujer real nunca menstruaría porque su masa corporal sería insuficiente. Promueve cánones de belleza utópicos, no solo por sus senos sobresalientes y su estrecha cintura, sino también por su extrema delgadez, la cual no es saludable. Esa belleza imposible desembocó en lo que psicólogos y psiquiatras llamaron el “complejo de Barbie”, que se trata de un conjunto de trastornos que desarrollan algunas menores coleccionistas de la muñeca. 

Todo esto se debe a que, como parecerse a la Barbie es casi imposible, las niñas se frustran y pueden desarrollar disforia con su propio cuerpo, lo que lleva a desórdenes de la alimentación; aunque debe anotarse, que no es la causa principal del trastorno, sino uno de los factores adyuvantes. A lo que se suma la influencia de los medios de comunicación y la baja autoestima, además de carencias o vacíos afectivos que las llevan a identificaciones patológicas. 

Según investigadores de la Universidad de Flinders (Australia), el deseo de las niñas por tener una figura delgada se manifiesta de manera temprana, por lo general, durante los primeros cursos escolares, es decir, de los seis a siete años. A esa edad las menores ya conocen lo que significa hacer una dieta y están dispuestas a seguirla si las lleva a parecerse a su modelo. Tras una encuesta entre la población infantil que tenían una o varias muñecas Barbie, un 71,5% aseguró que quería ser más delgada y un 45,7% afirmó que, de ser necesario, se pondría a dieta.

Un estudio británico, entre tanto, reveló que las niñas, con edades comprendidas entre cinco años y medio y siete años y medio, que habían leído un libro con imágenes de Barbie, manifestaron sentirse poco satisfechas con su cuerpo y tenían una baja autoestima; por el contrario, las niñas que leyeron la misma historia, pero con imágenes de una muñeca Emme (una modelo con una figura corporal más cercana a lo normal) o sin imágenes, no vieron afectada la percepción que tenían de ellas mismas y sus cuerpos. 

El fabricante de Barbie, Mattel, decidió, en 2016, hacer ciertas innovaciones con el fin de reactivar las ventas, para ello, sacó al mercado una nueva colección de Barbies con diferentes formas corporales, tallas, peinados y tonos de piel. Sin embargo, esta novedad no estuvo exenta de críticas, pues los nombres de las muñecas, basados en las partes más características de sus figuras (con curvas, alta, pequeña, etc.), son cuestionables y, de nuevo, centran toda la atención en el cuerpo. Además, la Barbie curvy presenta unas caderas y muslos algo más anchos, pero sigue siendo muy delgada. Ahora bien, hay que reconocerles que intentaron introducir una mayor diversidad y han anunciado que continuarán haciendo cambios en su muñeca prototipo. 

La importancia de elegir los juguetes adecuados

En la década de los 90, los roles de la muñeca se abrieron a las profesiones, mostrando una gran variedad: Barbie gimnasta, profesora, fotógrafa, veterinaria, doctora, dentista, bailarina y cantante; pero nada de una Barbie empleada doméstica, taxista o de oficios subalternos, por ejemplo. La Barbie siempre se ha movido en los estratos altos. 

La muñeca no solo exhibe un cuerpo prototípico, sino también todo un estilo de vida: casas y carros de lujo, la pareja perfecta, su participación dentro del mundo élite o jet set, y ocupaciones “de mujer” de una clase social alta, que no siempre compagina con las realidades de las niñas que juegan con ellas. Pese a todo, hay algunos aspectos positivos: Barbie les mostró a sus seguidoras que podían soñar con diversos futuros, que podrían ser lo que quisieran ser, y que la maternidad y la crianza no eran las únicas posibilidades de realización personal.

A modo de conclusión, quisiera simplemente, con este artículo, invitarlos a ser conscientes de las grandes implicaciones que tiene el elegir un juguete determinado para nuestros hijos e hijas y que esta elección no puede ser una decisión motivada únicamente por seguir una moda predominante.

¡Dime con qué juegas y te diré quién serás!


Por: Francisco Javier Leal Quevedo

Pediatra puericultor con maestría en Filosofía


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