Cuando se habla de literatura, habitualmente aparece en la mente la imagen de un libro, lo cual no es del todo cierto. La literatura se refiere a los libros y mucho más. Su palabra proviene del latín litterae, que significa “letra o escrito”. Según la definición de la Real Academia Española, literatura es el “arte de la expresión verbal”. El concepto se amplía cuando se le agrega el adjetivo infantil, que viene del latín infans y significa “el que aún no habla”.
Hay muchas definiciones para la literatura infantil, pero emplearemos la del filósofo y experto en literatura infantil Juan Cervera, quien dice que: “bajo el nombre de literatura infantil deben acogerse todas las producciones que tienen como vehículo la palabra con un toque artístico o creativo y como receptor al niño”.
Se considera que incluye la literatura juvenil, escrita para o por los adolescentes, o sencillamente se podría denominar en conjunto literatura infantil y juvenil (LIJ). Así, dentro de la categoría de LIJ están las canciones (nanas), los arrullos, las rondas, los juegos callejeros, la poesía, el teatro, los cuentos y demás obras de carácter escrito, dejando en claro que la crítica moderna excluye de este concepto los libros de texto que tienen un objetivo moral o educativo, ya que el fin último de todos los tipos de literatura es única y exclusivamente el disfrute.
Recuento histórico
Todo empezó hacia la Edad Media, siglos V-XV, momento en el cual la infancia no era considerada como una etapa diferente del desarrollo del ser humano, sino que los niños y adolescentes eran vistos como “hombres pequeños en formación”. Lo que se escribía era determinado por el clero y los estamentos, así que no había una literatura destinada a los más pequeños. Destacan las fábulas de Esopo que, al tener como protagonistas animales, las hacía de especial interés para los niños.
La Edad Moderna, siglos XV-XVIII, trajo cambios trascendentales para la humanidad y fue un período de progreso para la LIJ. Cobran relevancia los mitos, leyendas y cuentos de transmisión oral, muchos de los cuales, posteriormente, se plasmaron en papel y se empezaron a escribir obras de fantasía.
El siglo XIX, Edad Contemporánea, es considerado históricamente como el Siglo de Oro de la LIJ, pues aparecen autores destinados de forma exclusiva a la escritura de obras para esta población, destacándose los cuentos de Jacob y Wilhelm Grimm (hermanos Grimm), Oscar Wilde con sus cuentos cortos y Hans Christian Andersen, autor de La Sirenita y El patito feo.
A partir de este boom se escribieron obras en las cuales predominaban temas clásicos de aventuras y el descubrimiento de mundos, como Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll; La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson; El libro de la selva, de Rudyard Kipling; Las aventuras de Pinocho, de Carlo Collodi; y Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain, por destacar solo algunas.
Además, se escribieron historias sobre superación de miedos, libertad, aspiraciones, sueños y deseos; temas novedosos para la época, como El principito, de Antoine de Saint-Exupéry; Pippi Calzaslargas, de Astrid Lindgren; La historia interminable, de Michael Ende; así como las obras de Roald Dahl, de las cuales son ejemplo James y el melocotón gigante, Charlie y la fábrica de chocolates y Matilda.
En los siglos XX y XXI, la LIJ adquiere gran importancia con la aparición de autores con dedicación exclusiva a este género, impulsándose la producción de muchas obras, además de la aparición de formatos novedosos que generaron un mayor interés para los grupos etarios más pequeños; libros en los que predominan las imágenes (libros álbum) y la experiencia sensitiva.
Beneficios de la literatura infantil y juvenil
Junto al disfrute que trae la lectura se han identificado muchos otros beneficios que convierten ese hábito en algo aún más saludable e interesante, que vale la pena cultivar. Entre estos se pueden citar los siguientes:
La literatura, además, se puede utilizar de forma terapéutica, la llamada biblioterapia, que consiste en la lectura de una historia similar a la que el niño está viviendo o anticipándose a lo que vivirá, facilitando que pueda experimentar y tratar un problema de manera objetiva. Por ejemplo, se pueden tratar temas como la enuresis, pesadillas, matoneo o peleas entre amigos.
La literatura a lo largo de las etapas de desarrollo de la niñez y la adolescencia
En los primeros meses de vida: inicialmente predominan el canto y el susurro como forma de expresión de la literatura.
De los 3 a los 8 meses: se pueden introducir los primeros libros confeccionados con diferentes materiales, como cartulina, hule, madera o tela, y en los cuales, por lo general, no existe una secuencia en sus páginas, pues lo realmente importante es el disfrute de ellas.
De los 8 meses a los 2 años: los niños repiten una acción una y otra vez con la finalidad de alcanzar el mismo resultado. Se destacan para este momento libros que contienen objetos como cremalleras, botones, cordones, piezas que se pegan y se despegan o imágenes con diferentes texturas.
De los 2 a los 7 años: los niños han adquirido la habilidad de la marcha y la siguen perfeccionando, lo que les permite explorar su mundo. Cobran gran importancia contenidos literarios como los `precuentos’, que son pequeñas obras con la característica de la musicalidad y que los aprenden y repiten una y otra vez. También se les puede introducir los libro-álbum (álbumes ilustrados), que están llenos de imágenes con un pequeño texto, que las ponen en contexto, las complementa o, incluso, las contradice.
De los 7 a los 12 años: se inicia la “edad de las hadas” (7-9 años), en la que los niños viven en mundos fantásticos, llenos de magia, por lo que les interesan historias fenomenales que exploran mundos des-
conocidos, con sirenas, duendes, gnomos y gigantes.
De los 9 a los 12 años: ocurre la edad de la realidad-fantasía, en la que a los niños les llama la atención situaciones de su realidad inmediata, su familia, su comunidad, su país, la ciencia y la coherencia. Empiezan también a explorar la literatura tabú, que aborda temas como la sexualidad, la guerra, la muerte, el odio, la drogadicción, entre otros.
En la adolescencia: se adquiere un alto nivel de desarrollo intelectual y de crítica respecto a lo que se lee, por lo que predomina ahora un interés pleno por la realidad inmediata. Toman valor las causas sociales, la lucha de conflictos, los dilemas, la expresión de sentimientos y las pulsiones sexuales.
Recomendaciones
Por: Hardenson Rodríguez González
Residente de Pediatría de la Universidad de Antioquia y
Marcela Velásquez Guiral
Bibliotecóloga, magíster en Literatura Infantil y Promoción de la Lectura
Candidata a Magíster en Educación Superior en Salud
Docente de la Universidad de Antioquia
Copyright © 2013 Crianza & Salud.