Los niños y los adolescentes necesitan de adultos con actitudes que demuestren sensibilidad y aceptación; nadie puede pretender tener una actitud sensible y receptiva hacia los demás si no la tiene hacía sí mismo, ni podrá llevar a cabo una adecuada educación sexual si no parte de la base de tener una reflexión sobre su propia sexualidad y su salud mental.
Todos los adultos, unos más, otros menos encuentran alguna dificultad para responder a las necesidades de los niños y los adolescentes en aspectos de sexualidad y para encarar la tarea de la educación sexual. Esto tiene que ver con que dicha tarea no se reduce a la mera transmisión de conceptos, sino que se relaciona íntimamente con el proceso de estructuración que cada uno construyó a lo largo de su desarrollo. Y no se trata de pretender que se vuelva una tarea fácil, se trata de buscar solucionar con los medios adecuados las dificultades que la entorpecen para así hacerla posible en mejores condiciones.
De lo expuesto puede concluirse que la educación sexual:
Adolfo León Ruíz Londoño
Psicólogo