Por: Ernesto Durán Strauch
Pediatra y puericultor Universidad Nacional de Colombia
El recién nacido es un pequeño ciudadano que necesita protección, cuidado y atención. Él, como todos los seres humanos, tiene derechos que se llaman derechos humanos (a la vida, a la libertad, al descanso, a la educación) y, además, tiene unos muy particulares que se denominan derechos del niño. Son los mismos que tienen todos los niños y niñas del mundo desde que nacen hasta que cumplen los 18 años de edad y en Colombia están incorporados a nuestra Constitución Nacional. Estos derechos están protegidos por la ley y por las instituciones del Estado y si una persona los incumple debe responder ante la sociedad y las autoridades.
Es un deber de padres y adultos velar porque estos derechos sean respetados, tanto los de nuestros hijos, como los de todos los niños. En cierta forma todos los niños del país y del mundo son un poco nuestros hijos y debemos cuidar de ellos. Si bien desde hace mucho tiempo se viene hablando de derechos de los niños, estos con frecuencia no se respetan. Los niños siguen siendo considerados una propiedad de los padres, pudiendo hacer con ellos lo que quieran. Con frecuencia son gritados o agredidos por cualquier adulto. Por ello, es un deber ayudar a cambiar esa mentalidad, para lo cual primero debemos cambiar nosotros mismos.
Hay un principio esencial que si todos los padres y adultos aplicaran el mundo sería muy distinto, y es el del interés superior del niño, lo que quiere decir que en todas las decisiones que se tomen, en las cuales de alguna manera estén involucrados niños, se debe considerar prioritariamente el interés de ellos. Para eso, es necesario hacerse la pregunta: ¿qué es lo que más les favorece? Si esto se cumpliera, cedería el egoísmo de pensar ¿qué es lo que a mí me conviene?, tan frecuente hoy y que lleva a que los niños sean vistos más como una carga, que como lo que son, una continuación de la familia y una oportunidad de realizarse como seres humanos en el ejercicio de la paternidad y la maternidad.
Si presentan alguna limitación o discapacidad tienen, además, el derecho a recibir prontamente los servicios de rehabilitación y a ser integrados a la sociedad, por ello hay que presentarlos sin temor a la familia y la comunidad, para que sean recibidos como integrantes de estas.
Los derechos son para todos los niños sin ninguna discriminación. Lo que usted quiere que tengan sus hijos: amor, protección, salud, educación, etc., es lo que deberían tener todos los niños sin ningún tipo de distinción.
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