Según el artículo 11, del Decreto 806 del 30 de abril de 1998, el niño puede acceder directamente al pediatra sin que tenga que ser visto primero por un médico general. El artículo dice textualmente:
“Condiciones de acceso. Para acceder a cualquiera de los niveles de complejidad del plan obligatorio de salud, se consideran como indispensables y de tránsito obligatorio las actividades y procedimientos de consulta de medicina general y/o paramédica del primer nivel de atención. Para el tránsito entre niveles de complejidad es requisito indispensable el procedimiento de remisión. Se exceptúan de lo anterior solamente las atenciones de urgencia y pediatría”.
Señores
Sociedad Colombiana de Pediatría
Atte.: Revista Crianza & Salud
Bogotá, D.C.
Cordial saludo.
De antemano les agradezco por todas las publicaciones que como una bendición han llegado a mis manos, los temas que ustedes tocan en cada una de sus ediciones me permiten aprender y abrir un poco más mis ojos frente al reto de ser mamá. Mi hija, María José, de 8 años, está encantada, lee la revista Crianza & Salud y le fascina no solo por los gráficos y colores, sino también por lo fácil que a ella se le hace entender los temas. Me ha pedido que les agradezca en su nombre por “pensar en los niños de 8 años” como ella.
Una de las maneras en las que le recuerdo a mi hija lo importante que es para mí es escribiéndole “cartas de amor”, y me gustaría mucho que una de ellas fuera publicada en su revista para que mi hija y otras niñas lean palabras de amor de sus mamás.
Mil gracias.
Rta.
Querida hija:
Gracias doy al cielo por tu existir, por tu presencia en mi vivir.
Si supieras, mi pequeña, ¡cómo alegras mis días!
Con solo ver tu alegría y el brillo de tus ojos mi existencia tiene sentido.
Tus sonrisas son el motivo de mi diario caminar.
Tus preguntas e inquietud son la muestra de tu gran sabiduría
y el ejemplo de todo lo que sueñas vivir.
Cada día yo te ofrezco, no por sacrificio, sino por amor, mi tiempo y mi trabajo, mi esfuerzo y dedicación, para que mañana con una gran sonrisa pintada en tu rostro grites que eres feliz, a todo pulmón.
Te pido, mi pequeña princesa, hoy vistamos armaduras de guerreras, no para enfrentar una batalla, sino para que la vida no nos sorprenda; no para enfriar el corazón, sino para que las heridas nunca acaben el amor; no te pido endurecer tu sentir, por el contrario, que todo aquello que debes vivir te marque como experiencia y nunca jamás algún dolor te genere rencor.
Para eso son las armaduras, para recibir los golpes y permitirnos seguir en pie.
Hoy te pido, pequeña princesa vestida de guerrera, que seas siempre bella y alegre, como flores en primavera, pero que jamás te olvides de las fuertes raíces que te deben sostener.
Hoy te pido que sigas invadiendo mi vida de sonrisas y alegría, para que este gran temor de ser mamá día a día se convierta en más felicidad.
Yennifer Barbosa
Cordialmente,
Crianza & Salud