Es un libro escrito por el filósofo y ensayista español Fernando Savater, en el que analiza el proceso educativo en sus diferentes facetas relacionadas con la vida familiar y las instituciones educativas, y estudia el concepto de si la educación consiste en la mera transmisión de conocimientos o si, por el contrario, debe también formar para la ciudadanía democrática.
A continuación, compartiremos con nuestros lectores algunas reflexiones extractadas de esta obra:
- El niño pasa por dos gestaciones: la primera en el útero materno según determinismos biológicos y la segunda en la matriz social en que se cría, sometido a variadísimas determinaciones simbólicas —el lenguaje la primera de todas— y a usos rituales y técnicos propios de su cultura.
- Nacemos humanos, pero eso no basta: tenemos también que llegar a serlo.
- La enseñanza se apoya más en el contagio y en la seducción que en lecciones objetivamente estructuradas.
- No es posible ningún proceso educativo sin algo de disciplina.
- Para que una familia funcione educativamente es imprescindible que alguien en ella se resigne a ser adulto.
- La palabra ‘autoridad’ proviene etimológicamente del verbo latino augeo, que significa, entre otras cosas, hacer crecer.
- Cuanto menos padres quieren ser los padres, más paternalista se exige que sea el Estado.
- Si los padres no ayudan a los hijos con su autoridad amorosa a crecer y prepararse para ser adultos, serán las instituciones públicas las que se vean obligadas a imponerles el principio de realidad, no con afecto, sino por la fuerza.
- Los niños crecen en todas las latitudes como la hiedra contra la pared, ayudándose de adultos que les ofrecen juntamente apoyo y resistencia.
- Uno de los ingredientes más perversos de la miseria, permítame que insista en él, es la ignorancia. Donde hay ignorancia, (…) no hay libertad.
*Fuente: Savater, F. El valor de educar. Barcelona: Ed. Ariel, 1997.
Por: Juan Fernando Gómez Ramírez
Pediatra puericultor